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CAPÍTULO 14

DRAFT PRESENCIAL:
Cuando el Fantasy deja de ser lo primero

10/04/25

No he ganado ninguna liga cuyo draft haya sido presencial. Jamás. De hecho, suele irme bastante mal en estas ligas. ¿Y sabes qué? Que me da totalmente igual. Tanto es así, que cuando este año me senté a redactar mis objetivos como jugador de fantasy para esta temporada, ni se me pasó por la cabeza poner como uno de ellos el ganar una de estas ligas. Que me gustaría ganarla, ¿eh? Que quede claro, pero ese no es mi objetivo principal en estas ligas, mi objetivo es el propio draft.

Fue en 2022 cuando pude, por fin, hacer realidad uno de mis deseos: asistir a un draft presencial. Si nunca has ido a un draft presencial, basta con que pongas cualquier capítulo de “The League” en el que se esté celebrando uno. Esas risas, esa camaradería, ese meterse con los jugadores que escogen tus rivales en sus caras, ese lamentarse amargamente cuando en el turno anterior al tuyo te vuela el jugador soñado mientras el otro jugador se ríe. Eso es lo que esperaba vivir, y eso es lo que tuve.

Tengo que decir que entré por la puerta grande con mi primer presencial, nada menos que un DiDuDraft. Levantarse a las cinco de la mañana nunca me importó menos, las tres horas largas en coche pasaron volando, el hotel cuasi tercermundista en el que me alojé no despertó la consabida ristra de maldiciones. Todo valía la pena ante lo que estaba por venir, unas horas dedicadas al fantasy football y, sobre todo, a la camaradería. Porque seamos claros, hacer un draft presencial es divertidísimo, pero palidece al lado de los buenos ratos que echas en compañía de otros chalados y chaladas.

Sé perfectamente porque no gano una de estas ligas, porque durante el draft no estoy a lo que se supone que debería estar un jugador fantasy, el propio draft. En estas ocasiones dejo totalmente de lado las estrategias o análisis, no hay tiempo para ellos. ¿Para qué voy a estar analizando cada selección que hagan mis rivales calculando la manera en la que afectan a la estrategia que quiero seguir, si puedo estar tomando un Martin Miller´s con Gerardo y el Bocachancla mientras nos reímos sobre cualquier cosa? ¿Para qué voy a ir tachando las elecciones que se vayan haciendo en mi lista mental de jugadores disponibles, si puedo estar hablando con mi hermano Nacho sobre los malos ratos que nos hacen pasar nuestros Saints?

Lo reconozco, llego al draft con una idea clara: seleccionar al mejor jugador disponible. Cuando llega mi turno, hago un repaso rápido de lo que se ha elegido desde mi anterior turno, voy a las fichas de los jugadores disponibles y, tras un repaso rápido, voy con ese jugador que me ha hecho tilín. Sin análisis exhaustivos, casi a lo loco. Y digo “casi” porque el jugador que llevo dentro siempre calcula las posibilidades de que me llegue a la siguiente ronda tal o cual jugador, mientras me chilla que estoy tardando mucho en elegir QB (no es broma, en la última presencial que montó Gerardo en Barcelona mi primer QB llegó en ronda 14.

¿Qué queréis que os diga? Me vengo arriba en estos drafts. Parte por el alcohol que ya llevo encima (siempre controlando, malpensados) parte por las risas y parte por los piques con otros jugadores (¿sigues sin QB? No hay narices a no elegir ninguno antes de ronda 12).

Me doy cuenta de que igual os estoy vendiendo los drafts presenciales como eventos en los que el fantasy no tiene cabida, y no. Permitidme aclararlo: siempre intentamos ganar, siempre miramos la mejor elección posible, siempre analizamos las estrategias que están llevando los otros equipos. Pero en estos casos, simplemente no puedes dedicar a estos análisis más tiempo del indispensable, porque lo que realmente quieres es seguir divirtiéndote con tus amigos.

El año pasado cuadrupliqué el número de drafts presenciales en los que participé, y este año espero aumentar esa cifra en uno. Si en 2022 y 2023 solo estuve en un evento, el año pasado fueron 4. Este año tengo claro que repetiré la cita anual en el Rock&Blues (no sabéis lo bien que se está en ese sitio, en serio. Tenemos el escenario para nosotros, Patxi abre el bar solo para nosotros, no falta la comida y la bebida… un lujo), volveré a intentar llegar lejos en la Scott Fish Bowl de Barcelona (si esta liga ya me cuesta, van y la hacen con draft presencial, menudo desafío), y volveré a celebrar con Gerardo y compañía un draft maravilloso. Cambiaré el presencial de Málaga por el de Gijón que montan Richard y Mertxe (como me jode no poder ir este año a Málaga, dejaron el pabellón altísimo los condenados, pero a todo no se puede llegar). Y, este año, volveré a intentar otra vez que salga un draft presencial en Euskadi. Llevamos dos intentos fallidos, veremos si a la tercera va la vencida o si no hay dos sin tres.

Como puedes apreciar por esta escalada de drafts presenciales, se trata de unos momentos tremendamente adictivos. Y lo mejor es que no se necesita una gran inversión. Puedes ser imaginativo y sacarte un tablón con sus fichas como los de DiDu o Gerardo, pero también puedes limitarte a comprar un Draft Board en internet (yo el año pasado gasté 40 euros en dos packs, a 20 la unidad). Con eso y un local en el que poder estar a gustito, ya lo tienes todo. Solo te falta la gente, pero esa viene rápido.

Esta semana ha salido un artículo como mis drafts presenciales, algo disperso. No puedo darte consejos sobre los presenciales, porque con ellos solo hay un consejo posible: ve, a tantos como puedas. Me he limitado a escribir mis sentimientos, y con eso me conformo. En resumen, ve a muchos drafts presenciales, diviértete muchísimo y, por esta vez, no te preocupes por ganar la liga. Con lo que te has divertido ya la tienes ganada.

DAVID FORMENTÍN - @Daovir

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